Cuando hablamos de Psicología Positiva, Optimismo, Felicidad…. Surge una pregunta: En el mundo en que vivimos, lleno de tragedias diarias, ¿puede una persona ser feliz?
Los estudios sugieren que una persona puede ser feliz mientras se enfrenta a la vida con realismo y mientras se trabaja de manera productiva para mejorar las condiciones de existencia.
También encontramos estudios, como los de Shelley y Taylor y sus colaboradores que argumentan que creencias excesivamente optimistas sobre el futuro pueden proteger a las personas ante la enfermedad (Taylor et al., 2000). Los resultados de numerosos estudios de pacientes con enfermedades mortales, como el SIDA, indican que aquellos que siguen siendo optimistas muestran los síntomas más tarde y sobreviven más tiempo que los pacientes que se enfrentan a la realidad de forma más objetiva. De acuerdo con estos autores, los efectos positivos del optimismo están mediados principalmente a nivel cognitivo. Un paciente optimista es más probable que practique hábitos saludables y logre apoyos sociales. También es posible, aunque no está demostrado, que los estados positivos afectivos puedan tener un efecto fisiológico directo que retardaría el curso de la enfermedad.
Como apunta Taylor et al., esta línea de investigación tiene implicaciones enormemente importantes para mejorar la salud mediante la atención y la prevención.
Desde este punto de vista, la Psicología Positiva pretende ser descriptiva y preventiva. A través del estudio de las relaciones entre las condiciones que permiten mejorar las fortalezas individuales e institucionales podremos llegar a confeccionar una matriz empírica para alcanzar el bienestar. Such describe, por ejemplo, una matriz en la que determinados talentos bajo las oportunas condiciones puedan conducir a alcanzar los resultados óptimos. Esta matriz, podría informar a las personas u organizaciones de las mejores opciones que pueden tomar en el curso de su vida. De esta forma, la Psicología podría convertirse en una disciplina preventiva. De hecho, actualmente, tenemos buenas razones para pensar que las técnicas que se basan en los rasgos positivos y las experiencias de trabajo subjetivas pueden prevenir la depresión, a través del optimismo (Seligman, Schulman, DeRubeis y Hollon, 1999).
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