Psicología Positiva, RRHH

Resiliencia; un ajuste saludable a la adversidad.

el-juncoLa resiliencia como concepto, es un término que proviene de la física y se refiere a la capacidad de un material para recobrar su forma después de haber estado sometido a altas presiones (López, 1996).

En nuestro ámbito, la resiliencia es la capacidad de una persona o grupo, o bien una organización, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de situaciones desestabilizadoras, de condiciones de vida difíciles y de traumas graves. El concepto de personalidad resistente aparece por primera vez en la literatura científica en 1972 como protección frente a los estresores; son Kobasa y Maddi los autores que desarrollan el concepto, a través del estudio de personas que ante hechos vitales negativos parecían tener unas características de personalidad que les protegían.

Mihaly Csikszentmihalyi en su artículo de 2000, de introducción a la Psicología Positiva comenta que “De niño, fui testigo de la disolución del mundo confortable en el que estaba cómodamente instalado. Me di cuenta con sorpresa cómo muchos de los adultos que habían conocido el éxito y la confianza en sí mismos se convertían en impotentes y desanimados una vez que tras la guerra perdieron los apoyos sociales. Sin trabajo, dinero o estatus, se vieron reducidos a cascarones vacíos. Sin embargo, hubo unos pocos que mantuvieron su integridad y propósito a pesar del caos que les rodeaba. Su serenidad era un faro que evito que otros perdieran la esperanza. Y estos no eran necesariamente los más respetados, ni con la mejor educación, ni las personas más capacitadas, esta experiencia me hizo pensar: ¿Cuál era la base de esa fuerza que tenían estas personas?”.

Rutter en 1990 descubrió hallazgos sobre el desarrollo y el funcionamiento del cerebro a partir de las bases biológicas del fenómeno de la resiliencia. Debe tenerse en cuenta, que la resiliencia no es algo que se adquiera o no se adquiera, sino que conlleva a conductas que cualquier persona puede desarrollar y aprender.

Los individuos resilientes destacan por poseer un alto nivel de competencia en distintas áreas, ya sea intelectual, emocional, buenos estilos de afrontamiento, motivación al logro, autogestión, autoestima elevada, sentimientos de esperanza, autonomía e independencia entre otras áreas. Y esto ha podido ser así incluso cuando el área afectada es tan básica para la vida, como la nutrición. Para esclarecer el fenómeno de la resiliencia, los estudios apuntan a las características del ambiente en que se han desarrollado los sujetos resilientes: tenían una corta edad cuando les ocurrió algún evento traumático; provienen de familias conducidas por padres competentes, estaban integrados en redes sociales de apoyo que les brindaban relaciones cálidas.

Respecto al funcionamiento psicológico que protege del estrés a las personas resilientes señalaremos:

  • Mayor coeficiente intelectual y mejores habilidades de resolución de problemas
  • Mejores estilos de afrontamiento
  • Empatía, conocimiento y manejo adecuado de las relaciones interpersonales
  • Sentido del humor positivo.

Lo que hace que un individuo desarrollo la capacidad de ser resiliente es la formación de personas socialmente competentes que tengan la capacidad de tener una identidad propia y útil, que sepan tomar decisiones, establecer metas y esto involucra lugares sociales que implican a la familia, a los amigos y a las instituciones (Ramirez, 1995).

Por todo ello la resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de fomento de la salud mental y parece una realidad confirmada por el testimonio de muchas personas que, aún habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados. Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido consideradas como inusuales e incluso patológicas por algunos expertos, la literatura científica actual demuestra de forma contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica sino un ajuste saludable a la adversidad.