Hace unos días leía un artículo que me pareció muy interesante sobre cómo podemos educar en Mindfulness, os dejo el enlace y una pequeña traducción:
http://blog.mentalworkout.com/2014/01/10/fostering-your-childs-natural-mindfulness/
El artículo comienza haciendo referencia a que muy pocos autores han dado cuenta de que la meditación Mindfulness es contagiosa. Cuando se practica durante un tiempo empiezas a notar cómo estás mucho más relajado y enfocado en tus sentimientos, empiezas a disfrutar mucho más de la vida, por lo que probablemente, quieres compartir estos beneficios. El autor se pregunta, ¿quién viene a la mente en primer lugar si no son tus familiares, tu pareja, hijos, padres, hermanos, primos y amigos cercanos? Los ves sufrir por estrés, aburrimiento, depresión o ansiedad del mismo modo que has sufrido tú en algún momento, y quieres decirles: “simplemente siéntate y concéntrate en tu respiración”.
Para ti su bienestar es tan importante como el tuyo, especialmente cuando se trata de nuestros hijos. En los cuales, el aprendizaje más efectivo es ser un ejemplo. Si estás interesado en introducir a tus hijos en atención plena, lo mejor que puedes hacer, es practicarla tú mismo. Cuando se den cuenta de que estas más tranquilo, menos reactivo y más cariñoso con ellos, tendrán curiosidad y querrán descubrir el secreto. Los niños pequeños en particular, emulan por naturaleza a sus padres. Si te ven sentado en silencio, disfrutando del momento, se preguntarán qué estás haciendo y te preguntarán si pueden acompañarte. Y lo que es más significativo, se darán cuenta de lo atento y disponible que estás, lo alerta que te muestras y el cuidado que pones en conducir, en lavar los platos, en cómo piensas cuando se presentan situaciones de estrés, en vez de reaccionar. A través de tu amor, de la presencia sin juicio, les proporcionas un modelo a seguir.
De hecho, los niños están naturalmente dotados de atención plena. Sólo tienes que observar cómo un bebé se ve cautivado por la experiencia sensorial de tocar una pieza de fruta o un juguete, o cómo un niño explora en el patio de recreo. Precisamente porque mucho de lo que experimenta es realmente nuevo para él, tiene lo que se denomina una “mente de principiante”, la capacidad de experimentar cada momento con frescura, como si fuera la primera vez. La mente de principiante es una cualidad de los meditadores adultos que se esfuerzan por cultivar pero en los niños pequeños existe de forma natural.
En lugar de enseñar a tus hijos algo que no saben, recuerda que les estás animando a practicar y cultivar una habilidad que ya tienen, pero pueden perder fácilmente en el empuje a la altura de las expectativas de los demás. En lugar de meditación normal, especialmente con los niños más pequeños, se le puede invitar a unirse contigo y estar sentados en silencio, escuchar a los pájaros o una pieza musical, o caminar en la naturaleza y explorar las plantas y los insectos, con curiosidad, en atención consciente. Puedes pedirles que describan lo que están viendo o escuchando como una forma de conseguir que presten más atención. Aunque debes evitar la tentación de interpretar o conceptualizar, deja que su experiencia sea concreta y directa, no mediada por la mente. Su capacidad de atención se limitará, por supuesto, así que no debemos empujarlos más allá, deben sentirse cómodos. Con el tiempo, su capacidad de permanecer presentes de forma natural crecerá.
Si estás realmente comprometido con el fomento de la atención natural en tu hijo, también puedes considerar limitar su exposición a la televisión, las películas y otras formas de entretenimiento digital. En estos momentos los niños de los EEUU entre las edades de dos y cinco años ven un promedio de tres horas de televisión al día. Las investigaciones indican que tal visión pesada puede reducir la capacidad de atención, aumentar la impulsividad y la hiperactividad, y daños en el desarrollo natural del cerebro. Mientras que los niños pequeños quedan absortos en las imágenes digitales, están usando un tiempo precioso que podrían usar en estar presentes, en ser curiosos y estar abiertos al mundo que les rodea.
Anime a sus hijos a aprender habilidades esenciales para llevar una vida relacional consciente.
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La atención plena nos puede ayudar a todos, desde muy pequeños también.
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