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Espiritualidad en Navidad (2ª parte)
- ¿La espiritualidad es universal?
La espiritualidad es un concepto que existe en todas las culturas y sociedades. Se expresa como la búsqueda de sentido último mediante la experiencia obtenida de las artes, el humanismo, el naturalismo, el racionalismo, la familia, la amistad, el amor, la creencia en un ser superior o la participación en una práctica religiosa.
Podemos definir espiritualidad como nuestra naturaleza esencial, de donde surge nuestro inagotable anhelo de plenitud, y que se expresa en la búsqueda de sentido, conexión y trascendencia.
Fue Jung quien transformó la teoría freudiana de la psique mediante la introducción de la existencia del inconsciente colectivo que los seres humanos heredamos de nuestros antepasados. “Existe un segundo sistema psíquico de naturaleza colectiva, universal e impersonal que es idéntico en todos los individuos. No se desarrolla de forma individual, pero es hereditario”.
Afirmó que el inconsciente colectivo no es sólo “un depósito de muertos, una especie de basurero abandonado, sino un sistema de vida de las relaciones y aptitudes que determinan la vida del individuo”. También consta de formas pre-existentes, que Jung llamó Arquetipos, consideró que eran tipos arcaicos o imágenes primordiales universales que se remontan a los inicios más remotos de la humanidad. Llegó a la conclusión de que en el inconsciente colectivo de todos los seres humanos, existe, por naturaleza, una función religiosa; un dios arquetipo.
2. Valores que aporta la espiritualidad
La espiritualidad nos aporta unos valores específicos, como son:
- Sentido; en relación con uno mismo. La salud espiritual de la persona requiere mantener su coherencia interna, sus valores; la integridad personal entendida como armonía entre lo que se piensa, lo que se siente, lo que se dice y lo que se hace. Cuando la persona tiene una vida íntegra y coherente, ha mantenido una relación sana consigo mismo.
- Conexión; referida a la forma de relacionarnos con los demás. Cuando falta armonía en las relaciones, las personas no saben mantener unas relaciones sanas y se cierran capítulos de la biografía personal con heridas, podemos encontrar lo que denominamos asuntos pendientes que precisan reconciliación.
- Trascendencia; se refiere a la relación con aquello que nos trasciende, nos supera y nos contiene, denominémoslo naturaleza, vida o Dios. Para los no creyentes y las personas que no han tenido “experiencias cumbre” (Maslow) la transcendencia puede entenderse como legado, lo que quedará cuando ellos ya no estén; para lo que han tenido experiencias de apertura espiritual para los creyentes podrá vivirse como esperanza de apertura, de encuentro.
3. El sentido de la vida
La espiritualidad en el ser humano, como concepto universal, es previo a cualquier religión, es más, trasciende a cualquier religión y se encuentra también en las personas que rechazan la religión.
La espiritualidad está relacionada con los temas universales, es decir, con los aspectos que compartimos todos los humanos; el propósito y el sentido de la vida, la búsqueda y el interés por los valores trascendentales, la necesidad de paz, de coherencia personal, de amar y ser amado, y de tener esperanza de trascender la limitación de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte.
4. La necesidad de creer
Jung estudió en profundidad la influencia de las creencias religiosas en sus sistema psíquico, para él el individuo debe crecer hacia la plenitud personal y para ello es necesario que el ego sea consciente para diferenciar e integrar las fuerzas inconscientes en la consciencia y así convertirse en un Ser entero, en el Sí mismo, a esto lo denominó: individuación.
Jung define la individuación como el logro de la integridad personal, llegar a ser una sola psique, homogénea. Implica convertirse en el propio Ser. De tal modo que individuación se ha entendido como “autorrealización”.
La individuación implica un desarrollo permanente de la personalidad, desde la concepción hasta la muerte, donde la función religiosa se convierte en una pieza clave para lograr esa integración con el Yo, el logro de la transcendencia a una nueva conciencia.
5. Conclusiones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 1948, definió la salud no solo como un estado de ausencia de enfermedad, sino como un estado de completo bienestar físico, mental y social, habiendo informes que ponen de manifiesto la necesidad de tener en cuenta la vertiente espiritual del individuo.
Por todo ello, cada vez surgen más terapias que integran y tienen en cuenta esta vertiente espiritual, estudiando las consecuencias positivas que ofrece. Una de estas terapias que se basó en creencias espirituales orientales, pero que también ha integrado otras vertientes religiosas y fundamentalmente postulados psicológicos es la terapia cognitivo comportamental: Mindfulness.
Esta terapia es un proceso a través del cual las personas aprenden a reemplazar las opiniones negativas y destructivas de sí mismos con pensamientos, palabras y comportamientos que construyen la autoestima, el amor propio y el comportamiento constructivo.
Está vinculada a la meditación para poder familiarizarse con nuestra mente y comprender cómo funciona la atención plena. Y es a través de esta atención plena con la que cambiamos nuestra relación con nuestros pensamientos y crecemos hacia la plenitud y el bienestar.
Por medio del estudio de los grandes maestros que se han dedicado a la contemplación se ha comprendido que la atención plena es aprender a vivir plenamente en el momento de nuestra existencia consciente, el único lugar que realmente existe, el presente. A través de esta “experiencia” podemos trascender a un nuevo nivel de conciencia, donde poder amarnos a nosotros mismos y amar a los demás.
Espiritualidad en Navidad (1ª parte)
Seguramente durante los días previos a la Navidad, este año como la mayoría de los anteriores, has estado pensando en qué regalos vas a hacer, qué ropa vas a ponerte, qué comida vas a preparar, con quién vas a tener que compartir la mesa… E incluso habrás leído consejos de todo tipo para afrontar todas esas vicisitudes. Te habrán aconsejado sobre los mejores perfumes, los looks más apropiados, las recetas más sabrosas e incluso habrás tomado un par de consejos sobre cómo afrontar situaciones sociales de alto riesgo. Sin embargo, ¿hacemos alguna reflexión sobre la naturaleza religiosa de estos días?
Yo te propongo que la hagas, fundamentalmente porque durante los últimos cuarenta años se ha estudiado como la Psicología y la Religión pueden ayudarnos a alcanzar la plenitud personal.
1. Psicología y Espiritualidad:
Seligman propone en su Teoría del Bienestar – PERMA, 24 fortalezas que nos ayudan a ser más felices, la número 24 es la denominada: Espiritualidad, fe o sentido religioso.
Para él, como para otros autores, la espiritualidad le da un sentido a nuestra vida, necesario para afrontar muchas de las situaciones que se nos presentan. Muchas de las personas que sufren gravemente reducen ese sufrimiento a una pregunta: ¿para qué seguir viviendo así?. El sufrimiento es el resultado de no saber el por qué ni la finalidad de esa situación. Victor Frankl dijo: “El ser humano no es destruido por el sufrimiento, sino por el sufrimiento sin significado”.
La espiritualidad está caracterizada por la capacidad de búsqueda de propósito y de sentido, de tener fe, de amar, y ser amado, de orar, de ver más allá de las circunstancias presentes, y permite a la persona elevarse por encima o trascender el sufrimiento.
Como dijo Aristóteles, somos como arqueros anhelando el blanco. Ese anhelo de excelencia, de búsqueda de felicidad, de belleza, de bondad, es lo que caracteriza a los seres humanos de todas las épocas y culturas.
Erich Fromm: “entiendo por religión un sistema de pensamiento y acción compartido por un grupo que le da al individuo un marco de orientación y un objeto de devoción.” Para él todos los seres humanos tienen la necesidad de sentir experiencias religiosas.
Carl Jung: “el sufrimiento y la muerte, como la mayor parte de los problemas importantes de la vida, son, fundamentalmente, insolubles […] Estos no pueden nunca ser solucionados, solo ser trascendidos”. Trascender es “atravesar” y “ascender”, pasar a través del dolor y descubrir un nuevo nivel de conciencia de uno mismo que antes desconocía y que ahora, gracias a eses “parto”, nace a una nueva visión de sí mismo y de la realidad
2. La experiencia espiritual
Intentar definir la experiencia espiritual es como intentar definir qué es la luna señalando con un dedo. Desde un punto de vista psicológico puede decirse que la experiencia espiritual es:
- La aspiración profunda e íntima del ser humano a una visión de la realidad que trasciende los límites de nuestros sentidos y nuestra experiencia (sufrimiento) y da sentido a nuestra vida y nuestra muerte.
- El dinamismo interno de las cosas y las personas que nos empuja a buscar autenticidad, plenitud, presencia, profundidad, sentido y perdurabilidad en lo que hacemos y vivimos.
En cuanto a la religión, significa re-ligar; volvernos a unir a nuestro origen (Dios). Los seguidores interpretan, comparten y construyen una comunidad. Los rituales y los textos sagrados son formas de acercarnos a esa experiencia. A lo largo de los siglos las religiones suelen desviarse una y otra vez de la visión originaria de sus fundadores. Con el fin de mantener su influencia, las religiones desarrollan una ideología pretendidamente incontestable para poder imponerla. Únicamente la mística, a pesar de todas las persecuciones, queda libre de la rigidez que afecta finalmente a todas las doctrinas y sus dogmas: la mística es el instrumento de renovación interior de toda religión (Willigis Jäger).
Scott Peck estudió el crecimiento espiritual de los seres humanos y lo entendió como “la voluntad de extender el propio ser con el propósito de cultivar el crecimiento espiritual propio o el de otro”. Identificó dos tradiciones en las que se basan las religiones:
- La doctrina de la emanencia: la gracia divina emana de un Dios externo a las personas.
- La doctrina de la inmanencia: la gracia divina es inmanente, está fuera de Dios, en el centro de cada persona, en el Ser.
Así cuando hablamos de un despertar de la experiencia espiritual, está asociado frecuentemente a ciertos momentos.
Todos podemos pensar cuándo nos hemos sentido inundados por un sentimiento de paz, de maravilla, de unión, de gratitud, etc. Cuando nos hemos enamorado, cuando hemos perdido a alguien muy querido, en momentos de gran sufrimiento, o relacionados con el arte, la naturaleza, la oración, etc. Estas experiencias son las que podríamos calificar de espirituales.
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