Mindfulness

Espiritualidad en Navidad (2ª parte)

Espiritualidad5

  1. ¿La espiritualidad es universal?

La espiritualidad es un concepto que existe en todas las culturas y sociedades. Se expresa como la búsqueda de sentido último mediante la experiencia obtenida de las artes, el humanismo, el naturalismo, el racionalismo, la familia, la amistad, el amor, la creencia en un ser superior o la participación en una práctica religiosa.

Podemos definir espiritualidad como nuestra naturaleza esencial, de donde surge nuestro inagotable anhelo de plenitud, y que se expresa en la búsqueda de sentido, conexión y trascendencia.

Fue Jung quien transformó la teoría freudiana de la psique mediante la introducción de la existencia del inconsciente colectivo que los seres humanos heredamos de nuestros antepasados. Existe un segundo sistema psíquico de naturaleza colectiva, universal e impersonal que es idéntico en todos los individuos. No se desarrolla de forma individual, pero es hereditario”.

Afirmó que el inconsciente colectivo  no es sólo “un depósito de muertos, una especie de basurero abandonado, sino un sistema de vida de las relaciones y aptitudes que determinan la vida del individuo”. También consta de formas pre-existentes, que Jung llamó Arquetipos, consideró que eran tipos arcaicos o imágenes primordiales universales que se remontan a los inicios más remotos de la humanidad. Llegó a la conclusión de que en el inconsciente colectivo de todos los seres humanos, existe, por naturaleza, una función religiosa; un dios arquetipo.

2. Valores que aporta la espiritualidad

La espiritualidad nos aporta unos valores específicos, como son:

  • Sentido; en relación con uno mismo. La salud espiritual de la persona requiere mantener su coherencia interna, sus valores; la integridad personal entendida como armonía entre lo que se piensa, lo que se siente, lo que se dice y lo que se hace. Cuando la persona tiene una vida íntegra y coherente, ha mantenido una relación sana consigo mismo.
  • Conexión; referida a la forma de relacionarnos con los demás. Cuando falta armonía en las relaciones, las personas no saben mantener unas relaciones sanas y se cierran capítulos de la biografía personal con heridas, podemos encontrar lo que denominamos asuntos pendientes que precisan reconciliación.
  • Trascendencia; se refiere a la relación con aquello que nos trasciende, nos supera y nos contiene, denominémoslo naturaleza, vida o Dios. Para los no creyentes y las personas que no han tenido “experiencias cumbre” (Maslow) la transcendencia puede entenderse como legado, lo que quedará cuando ellos ya no estén; para lo que han tenido experiencias de apertura espiritual  para los creyentes podrá vivirse como esperanza de apertura, de encuentro.

3. El sentido de la vida

La espiritualidad en el ser humano, como concepto universal, es previo a cualquier religión, es más, trasciende a cualquier religión y se encuentra también en las personas que rechazan la religión.

La espiritualidad está relacionada con los temas universales, es decir, con los aspectos que compartimos todos los humanos; el propósito y el sentido de la vida, la búsqueda y el interés por los valores trascendentales, la necesidad de paz, de coherencia personal, de  amar y ser amado, y de tener esperanza de trascender la limitación de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte.

4. La necesidad de creer

Jung estudió en profundidad la influencia de las creencias religiosas en sus sistema psíquico, para él el individuo debe crecer hacia la plenitud personal y para ello es necesario que el ego sea consciente para diferenciar e integrar las fuerzas inconscientes en la consciencia y así convertirse en un Ser entero, en el Sí mismo, a esto lo denominó: individuación.

Jung define la individuación como el logro de la integridad personal, llegar a ser una sola psique, homogénea. Implica convertirse en el propio Ser. De tal modo que individuación se ha entendido como “autorrealización”.

La individuación implica un desarrollo permanente de la personalidad, desde la concepción hasta la muerte, donde la función religiosa se convierte en una pieza clave para lograr esa integración con el Yo, el logro de la transcendencia a una nueva conciencia.

5. Conclusiones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 1948, definió la salud no solo como un estado de ausencia de enfermedad, sino como un estado de completo bienestar físico, mental y social, habiendo informes que ponen de manifiesto la necesidad de tener en cuenta la vertiente espiritual del individuo.

Por todo ello, cada vez surgen más terapias que integran y tienen en cuenta esta vertiente espiritual, estudiando las consecuencias positivas que ofrece. Una de estas terapias que se basó en creencias espirituales orientales, pero que también ha integrado otras vertientes religiosas y fundamentalmente postulados psicológicos es la terapia cognitivo comportamental: Mindfulness.

Esta terapia es un proceso a través del cual las personas aprenden a reemplazar las opiniones negativas y destructivas de sí mismos con pensamientos, palabras y comportamientos que construyen la autoestima, el amor propio y el comportamiento constructivo.

Está vinculada a la meditación para poder familiarizarse con nuestra mente y comprender cómo funciona la atención plena. Y es a través de esta atención plena con la que cambiamos nuestra relación con nuestros pensamientos y crecemos hacia la plenitud y el bienestar.

Espiritualidad3Por medio del estudio de los grandes maestros que se han dedicado a la contemplación se ha comprendido que la atención plena es aprender a vivir plenamente en el momento de nuestra existencia consciente, el único lugar que realmente existe, el presente. A través de esta “experiencia” podemos trascender a un nuevo nivel de conciencia, donde poder amarnos a nosotros mismos y amar a los demás.

Psicología Positiva, RRHH

ENGAGEMENT: Compromiso

DisfrutarSeligman lo define como: “es cuando el tiempo se detiene para uno, cuando estás completamente absorto en lo que haces, ya sea trabajando, jugando al tenis o escribiendo. Es cuando la autoconciencia desaparece y creo que es una de las formas más altas de bienestar humano”. Concretamente, Seligman a este estado lo denomina FLOW, flujo.

Sin embargo, cuando una persona se encuentra en este estado de flujo, no describe que se sienta feliz o infeliz, sino que indicará que no siente nada. En este punto Seligman diferencia entre el disfrute y el placer. El Placer es la buena sensación que viene de la satisfacción de las necesidades homeostáticas como el hambre, el sexo y el bienestar corporal. Disfrutar, por otro lado, se refiere a las buenas sensaciones que la gente experimenta cuando se rompen los límites de la homeostasis, cuando hacen algo que les lleva más allá, en un evento deportivo, por un rendimiento artístico, observar una buena obra, una conversación estimulante, etc. En disfrutar más, en lugar de sentir placer, esto es lo que conduce a la persona al crecimiento y a la felicidad a largo plazo. Y es mediante estas experiencias, c uando activamos nuestros estados de flujo o engagement.

Alta competiciónJose María Buceta (1998), psicólogo deportivo, ha estudiado el funcionamiento psicológico en los deportistas de alta competición, viendo cómo puede influir, positiva o negativamente, en su rendimiento físico, técnico, táctico estratégico y, por lo tanto, en su rendimiento deportivo. Los atletas de alta competición, o los llamados deportistas de la esfera olímpica, son personas que trabajan arduamente durante cuatro años para lograr sus metas, muchos de ellos no se acercan ni siquiera al objetivo propuesto, pero son capaces de poder ubicarse en la Zona de Flujo o de sensación de disfrute, a pesar de estar haciendo una actividad que demanda mucho esfuerzo físico y mental. En esta zona de flujo que todos los atletas pueden encontrar, participan de ese flujo con evidencia visible de gozo a pesar del ritmo cardíaco y de que sus capacidades físicas estén al límite.

Para Csikszentmihalyi, M. (1999) quien propone la Teoría de la Zona de Flujo manifiesta que el bienestar estará en la actividad humana en sí y no en la satisfacción o logro de la meta final. Entendiendo el flow como una experiencia óptima de disfrute que ocurre cuando una persona está motivada y capacitada para realizar una actividad por la que se siente desafiada. La actividad es satisfactoria en sí misma y la persona permanece totalmente concentrada en ella hasta el punto de perder la noción temporal. En este estado, la persona se esfuerza al máximo sin darse cuenta, empleando todas sus potencialidades y este esfuerzo está dirigido a la consecución de metas, al tiempo que experimenta control sobre la situación y sobre sí mismo. Chen, Wigand y Nilan (1999) consideran que la experiencia de flow se caracteriza por tres dimensiones o estados principales:

  • Una serie de “antecedentes” que se refieren a las percepciones de metas y retos claros, de feedback inmediato y la oportunidad de actuar percibiendo capacidades y habilidades ajustadas para la acción.
  • La “experiencia” caracterizada por la fusión entre conocimientos y acción, concentración y alto sentido de control.
  • Los “efectos” que consisten en pérdida de conciencia en sí mismo y distorsión temporal.

De esta manera la experiencia de flow resulta de un equilibrio dinámico entre las oportunidades de acción y la percepción de capacidades o habilidades.

Dentro del ámbito laboral, el engagement se ha definido con pequeñas diferencias al estado de flow, identificándolo como un estado relativamente más estable y duradero. Para Schaufeli, Salanova, Gonzalez-Roma &Baker (2002) el engagement se compone de tres procesos:

  • Vigor: se refiere a los altos niveles de energía y activación mental en el trabajo, la voluntad y predisposición de invertir esfuerzos y la persistencia, incluso ante las dificultades.
  • Dedicación: se asocia al entusiasmo, estar orgulloso e inspirado en el trabajo. Se caracteriza por un sentimiento de importancia y desafío.
  • Absorción: es caracterizada por un estado de concentración, de sentimiento de que el tiempo pasa rápidamente y uno tiene dificultades para desligarse del trabajo.

Según estos autores, la personas que experimentan engagement, se muestran enérgicas y eficazmente unidas a sus actividades laborales y se sienten totalmente capaces de responder a las demandas de su puesto de trabajo con absoluta eficacia. Afrontan la jornada laboral llenos de energía y dispuestos a aplicar sus conocimientos y desarrollar sus capacidades. En su trabajo se comprometen plenamente con sus tareas implicándose en cada momento en su quehacer diario. Disfrutan con su ejecución y experimentan emociones placenteras de plenitud y autorrealización. Esta experiencia positiva se relaciona con la satisfacción y contribuye al estado de bienestar. Se ha demostrado empíricamente que el estado de engagement modula los efectos directos de los recursos sobre el desempeño, el bienestar y la calidad de vida en general (Salanova y Schaufeli, 2004 para una revisión) como si se tratara de un estado positivo que hace posible y facilita el uso de recursos. Desde la perspectiva organizacional, el engagement se relaciona positivamente con el desempeño y el compromiso organizacional y negativamente con el absentismo, la rotación y la tendencia al abandono. Además desde una 15Mperspectiva colectiva, el engagement puede ser considerado como un proceso psicosocial emergente en los grupos que desencadena la “potencia grupal” o la “eficacia colectiva”, véase como el movimiento 15M, con personas altamente comprometidas logró un fuerte impacto en nuestra sociedad.

Siguiendo con el anterior ejemplo de los deportistas de alta competición, actualmente, los trabajadores de nuestras empresas deben ser auténticos “atletas”, necesitamos a los mejores y más preparados y tendremos que lograr mantenerlos en su propia zona de flujo. Es decir, lograr que puedan alcanzar esa fuente de satisfacción y bienestar, con alto grado de compromiso, que reportará beneficios tanto para la persona como para la organización.

Psicología Positiva, RRHH

Psicología Positiva y RRHH

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Una de las áreas donde la Psicología Positiva está tomando un claro posicionamiento es en el área laboral, donde los gestores de RRHH ya no se satisfacen con los ya conocidos métodos tradicionales de encuestas de satisfacción laboral o los llamados diagnósticos de clima laboral, hoy en día dan mayor importancia a la ecuación:

SATISFACCIÓN LABORAL = PRODUCTIVIDAD

Donde los trabajadores tienen una relación cordial y horizontal con los que tienen mayor jerarquía, donde el trabajador de mayor rango se hace responsable del bienestar y sentido de satisfacción de los que trabajan junto a él, funcionando como un motivador, basando la animación en la capacidad de despertar en cada uno de sus compañeros, habilidades de autorrealización, como si fuese un entrenador que prepara a cada joven ejecutivo en las habilidades que requiera para afrontar la demanda laboral actual, dentro de un clima de confianza y asistencia, valorando la autoestima y fortaleciendo el autoconcepto de todas las personas de su entorno y responsabilidad, creando escenarios de seguridad y de compañía.

También supone un giro en el desarrollo de los RRHH, ya que pasamos de considerar la salud de los empleados como un medio para conseguir otros fines, a considerarla como un bien en sí misma, como un valor estratégico central en los objetivos empresariales. Y lo más importante, las organizaciones, pueden poner en práctica estrategias de RRHH para desarrollarse hacia un modelo de organización saludable (Salanova, 2009).

Es un hecho hoy día que para poder sobrevivir y prosperar en un contexto de cambio económico y social continuo, en donde existen crisis y convulsiones económicas y financieras, las organizaciones necesitan tener empleados motivados y psicológicamente sanos; para conseguirlo, las políticas de RRHH deben estar sincronizadas con estos valores y con el contexto global tan complejo.

La aproximación positiva se basa en las fortalezas del empleado y del funcionamiento organizacional óptimo, que ofrezca respuestas a las demandas emergentes. La razón no es otra que los beneficios económicos y sociales generados por las organizaciones saludables superan en creces a los generados por aquellas enfermas o tóxicas. Las organizaciones saludables afrontan las crisis con mayores tasas de éxito que aquellas poco saludables o tóxicas, es más, no sólo sobreviven a las crisis o logran adaptarse a ellas, sino que salen todavía más fortalecidas, siendo organizaciones resilientes.

En este contexto, las organizaciones saludables se pueden definir como aquellas que “realizan esfuerzos sistemáticos, planificados y proactivos para mejorar la salud de los empleados mediante buenas prácticas relacionadas con la mejora de las tareas (por ejemplo, con el diseño y rediseño de puestos), el ambiente social (canales de comunicación abierta, por ejemplo) y la organización (estrategias de conciliación trabajo/vida privada)” (Salanova, 2008, Salanova y Schaufeli, 2009).

Bajo este prisma, el hecho de considerar la salud de los trabajadores como un valor estratégico de la organización, permite que ésta disponga de más recursos para afrontar las crisis y superarlas.

Psicología Positiva

Conceptos básicos de Psicología Positiva

Para Seligman y Csikszentmihalyi (2000), la Psicología Positiva no es sino una rama de la Psicología, que con la misma rigurosidad científica que ésta, focaliza su atención en un campo de investigación e interés distinto al adoptado tradicionalmente: las cualidades y características positivas humanas.

Según estos autores los mayores progresos en prevención han venido desde perspectivas centradas en la construcción sistemática de competencias. En este sentido, se ha demostrado que existen fortalezas humanas que actúan como amortiguadoras contra el trastorno mental y parece existir suficiente evidencia empírica para afirmar que determinadas características positivas y fortalezas humanas como el optimismo, la esperanza, la perseverancia, o el valor, entre otras, actúan como barreras contra dichos trastornos.

Sin embargo, de forma histórica, la psicología ha concebido al ser humano como un sujeto pasivo, que reacciona ante estímulos del ambiente. Desde el paradigma conductista, la psicología se enseñaba como si fuera una rama de la mecánica estadística, presentando a los seres humanos como focos pasivos: los estímulos se encienden y suscitan respuestas. Refuerzos externos, que debilitan o fortalecen las respuestas de los sujetos. Durante mucho tiempo el foco de la psicología aplicada se ha centrado en curar el sufrimiento de los individuos y ha habido una explosión en la investigación de los trastornos mentales y los efectos negativos de los estímulos estresores. Los profesionales han tenido el cometido de tratar los trastornos mentales de los pacientes dentro de un marco patogénico en el que es crucial la reparación del daño. Sin embargo, la Psicología no es sólo un brazo de la Medicina centrado en la enfermedad, la salud mental es mucho más que eso. En los últimos años se han alzado voces que, retomando las ideas de la Psicología Humanista acerca de la necesidad del estudio de la parte positiva de la existencia humana, han aportado un sólido aporte empírico y científico a esta parte descuidada de la psicología.

El término Psicología Positiva ha sido desarrollado por Martín Seligman, investigador que, habiendo dedicado gran parte de su carrera al trastorno mental y al desarrollo de conceptos como la indefensión aprendida, ha dado un giro radical en su orientación, elaborando y promoviendo una concepción más positiva de la especie humana.

La Psicología Positiva tiene como objeto optimizar el funcionamiento humano positivo a través del conocimiento científico y de intervenciones eficaces que logren hacer florecer a los individuos, familias, comunidades (organizaciones).

Desde este punto de vista, la psicología positiva insiste en la construcción de competencias y en la prevención. Para Seligman, el concepto de psicología positiva no es nuevo en la psicología, ya que antes de la Segunda Guerra Mundial la Psicología se había propuesto alcanzar tres misiones distintas:

  1. Curar la enfermedad mental
  2. Que la vida de todas las personas fuera más productiva y satisfactoria
  3. La identificación y el cuidado del gran talento

En un primer momento, surgieron estudios como los de Terman sobre la superdotación y la felicidad conyugal (Terman, 1939) y civil (Terman, Bütten-Wieser, Ferguson, Johnson y Wilson, 1938), Watson estudió la crianza efectiva (Watson, 1928) y Jung realizó un trabajo relativo a la búsqueda y el descubrimiento del significado de la vida (Jung, 1933). Inmediatamente después de la guerra, dos eventos (ambos económicos) cambiaron el curso de la Psicología:

  • En 1946 se funda la Administración de Veteranos (Veterans Affairs), y miles de psicólogos descubrieron que podían ganarse la vida tratando enfermedades mentales.
  • En 1947 se funda el Instituto Nacional de Salud Mental, basado en el modelo tradicional de la enfermedad, en este momento, los académicos descubrieron que podían obtener subvenciones si la investigación que realizaban era sobre la patología.

Esto proporcionó muchos beneficios, puesto que ha habido grandes avances en la comprensión y el tratamiento de la enfermedad mental, al menos 14 trastornos previamente intratables, lograron ser curados o aliviados considerablemente (Seligman, 1994). Sin embargo, las otras dos misiones (hacer que la vida de las personas fuera más productiva y satisfactoria y el cuidado e identificación del gran talento) fueron casi olvidadas.

De la misma manera, podemos encontrar claras tendencias positivistas en la corriente humanista de los años 60, representada por autores tan reconocidos como Carl Rogers, Abraham Maslow o Erich Fromm. Desgraciadamente la psicología humanista no se ha visto acompañada de una base empírica sólida y ha dado lugar a una inmensa cantidad de movimientos de autoayuda dudosos y poco fiables (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). En esta búsqueda de la mejora del ser humano, de las características que hacen que florezca su potencial, la psicología positiva no confía en sueños dorados, utopías, espejismos, fe, ni autoengaño, sino que adopta el método de la psicología científica, ampliando el campo tradicional de actuación.

En palabras de Martín Seligman, la Psicología Positiva surge como un intento de superar la resistente barrera del 65% de éxito que todas las psicoterapias han sido incapaces de sobrepasar hasta hoy. Las técnicas que surgen de la investigación en psicología positiva vienen a apoyar y complementar las ya existentes. Gracias a la investigación teórica en torno a esta área, el abanico de la investigación se verá ampliamente enriquecido. En este sentido la relación de variables como el optimismo, el humor o las emociones positivas en los estados físicos de salud se alza como uno de los puntos clave en la investigación en Psicología Positiva. Es decir, busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones positivas del ser humano, durante tanto tiempo ignoradas por la Psicología.

El objeto de este interés no es otro que aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo para ayudar a resolver los problemas de salud mental que adolecen a los individuos, sino también para alcanzar mejorar la calidad de vida y el bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica.

La Psicología Positiva presenta un nuevo punto de vista desde el que entender la psicología, un nuevo paradigma, en el que superar los conceptos centrados en la patología y crear una terminología positiva que complemente las abundantes expresiones negativas tan presentes en la psicología tradicional. El impacto de este nuevo paradigma no sólo tendrá efectos positivos individuales, también tendrá efectos sociales, beneficios en un mundo complejo que constantemente plantea nuevos retos para sus habitantes.

Basado en:

Seligman, M.E.P. y Cskszentmihalyi, M. (2000). Positive psychology: an introduction. American Psychologist, 55, 5 – 14.